2 de marzo de 2011

Robert Pattinson: La Fama Me Ha Dejado Seco

LOS ANGELES, 2 Mar. (EUROPA PRESS)
Ya lo ha asumido: no puede hacer nada para evitar su situación. Robert Pattinson no puede huir, no puede relajarse, su cerebro “ha dejado de funcionar”. Un tanto abatido, el actor ha explicado cómo lleva la fama a Vanity Fair.
El reportaje de Robert Pattinson realizado por Vanity Fair es derrotista. El actor desvela un presente más que triste, un tanto agobiante, pero se reconoce resignado a su suerte.
Pese a que asume que no debería quejarse por su situación -”la gente espera que te muestres agradecido”- el joven no puede hacer más que recopilar todas aquellas limitaciones de su vida actual.
Aunque hace años que desata la histeria allá donde va, Pattinson sigue sin comprender qué les pasa a sus fans. “Es muy extraño”, afirma, “tienes que preguntarte ‘¿qué es lo que quieren?’”.
El actor cree que se trata de algo “primitivo” del carácter femenino. “Supongo que la gente sólo quiere formar parte de una multitud. Hay algo tremendamente excitante respecto a ponerse histérico hasta ese nivel”, explica.
Pattinson reconoce que esta situación le ha llevado a estar “simplemente seco”, pese a que toma todas las medidas para aislarse y que la locura no le afecte.
“No sé qué me pasa. Mi cerebro ya no funciona. No tengo memoria. No puedo escribir. Todo lo que hago es firmar autógrafos. He dejado de hacer todo”, confiesa.
A tal punto llega su desánimo, que no está seguro de que actuar sea lo suyo: “Kristen (Stewart) está muy centrada en ser actriz, eso es lo que es. Pero yo… simplemente no lo sé”.
Pattinson se ha fijado una idea que le permita seguir adelante en medio de esta situación pues confía en que todo acabará, todo volverá a la normalidad más tarde o más temprano.
“Cuando esto termine (la saga vampírica), los medios perderán interés. No habrá nada que decir, nada que poner en un titular”, afirma.
“Intento pensar de la manera que lo hacía antes de las películas de Crepúsculo”, sentencia Pattinson, como si fuera un mantra al que agarrarse hasta que el temporal -al que augura una década de vida- pase.